En la Rumanía de los años de entreguerras, y de hecho en toda Europa, cuando las pasiones no eran inferiores a las de hoy, las personas tenían relaciones que iban más allá de las diferencias de opciones políticas, de clases y étnicas. La historia de la socialdemocracia en Rumanía comienza a finales del siglo XIX, en 1893, cuando fue creado el Partido Social Demócrata de los Trabajadores de Rumanía. Pero las ideas socialistas habían entrado en Rumanía a partir de los años 1870. En 1910 fue creado el Partido Socialdemócrata Rumano, sobre las ruinas del antiguo partido de 1893. En 1918, el Partido Social Demócrata cambió su nombre a Partido Socialista y nacieron varias disidencias. En 1927, numerosos grupos socialistas formaron el Partido Social Demócrata, que existió hasta 1945-1948, cuando fue incorporado por los comunistas.
Los militantes socialdemócratas de la Rumanía de entreguerras procedían de distintos ámbitos. Mira Moscovici, una de las hijas del líder socialdemócrata Ilie Moscovici, contó en 1994 para el Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana algunos aspectos sobre aquellos que se adherían a la socialdemocracia:
"En el antiguo movimiento socialdemócrata, la gente entraba por idealismo. El partido no podía ofrecer ningún beneficio, no se podría hacer carrera. Decían que la socialdemocracia era una enfermedad de los jóvenes estudiosos. Cuando eran jóvenes, numerosos intelectuales de mucho valor, al estar en conflicto con sus padres, con la sociedad, hasta que construyeran su carrera, eran idealistas, románticos, por lo tanto, socialistas. Después, con el tiempo, dejaban de serlo. Ingresaban en otros partidos o se convertían en simples profesionales que tenían un valor profesional especial. Muchos escritores, personas que se dedicaban al arte, a la cultura, pasaron por el movimiento socialista cuando eran estudiantes. Ingresaban en el movimiento sin tener ningún interés y creaban conexiones. Era peligroso ser miembro del movimiento, y entonces se creaba lo que hoy se llama «solidaridad», yo lo llamo «calor humano» que se necesita muchísimo."
Los nombres importantes de la socialdemocracia rumana durante la época de entreguerras eran: Ion Flueraș, Iosif Jumanca, Constantin Titel Petrescu, Ilie Moscovici y Șerban Voinea, intelectuales y activistas sociales que promovían los valores sociales y los ponían en marcha. Mira Moscovici recordó la amistad entre sus padres y Ion Flueraș, diputado socialdemócrata en el Parlamento de Rumanía:
"Flueraş fue uno de los líderes del movimiento sindical y socialdemócrata de Transilvania. Era diputado y quería mudarse a Bucarest. Tenía una hija que era estudiante y era de la misma edad que mi hermana. Pensaron trasladarla en otoño a otra escuela y después mudarse ellos. Mi madre colocó un pequeño diván en la habitación de los niños y se quedó con nosotros. Ellos también se mudaron finalmente a la calle Brutus, cerca de la sede del partido, cerca del Puente Izvor. Nosotros también nos mudamos a la zona de Izvor, éramos casi vecinos y estábamos siempre juntos. Cuando nos mudamos a Vatra Luminoasă, nuestras casas estaban al lado. Durante la época de Antonescu, como éramos judíos, nos quitaron el teléfono, pero podíamos usar el teléfono de Flueraş. Cuando fuimos evacuados ilegalmente de nuestra casa, nos permitieron dejar las maletas, los muebles y lo demás en la casa de Flueraş. Las relaciones eran muy cálidas y muy buenas."
Las relaciones humanas se construían de forma natural y superan muchas veces los desacuerdos o las posturas en las que las personas se encontraban en algún momento. Mira Moscovici recordó el lugar de su padre y el hecho de que esto nunca le impidió acercarse de alguna manera a aquellos que, teóricamente, deberían haber sido sus enemigos:
Las persecuciones que afectaron a los socialdemócratas judíos durante el régimen fascista fueron duras. Pero aún entonces la forma de actuar de algunas personas superó los rigores del régimen, según ha afirmado Mira Moscovici.
La socialdemocracia rumana fue parte de la realidad en una Rumanía complicada, que todos los programas sociales y políticos quisieron moldear. Resultó una memoria igual de complicada, en la que parte de la lección aprendida es el límite que el ser humano siempre tiene.
Versión española: Monica Tarău
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