Domingo 9 de diciembre

domingo 9 de diciembre Cartas de la semana

-Por aquí, queridos amigos, hace ya bastante frío, de noche y por las mañanas las temperaturas son negativas y al mediodía apenas rondan los dos grados centígrados. Mientras tanto, la gente se está preparando para las fiestas navideñas. El día 6 de diciembre celebramos el día de San Nicolás, un día muy esperado, sobre todo, por los niños. La fiesta de San Nicolás es el día seis, pero los regalos los trae el santo una noche antes. Por eso, niños y adultos limpian muy bien sus botas y las colocan a la entrada para que, de noche, cuando pase el santo las llene de regalos y dulces. Por lo tanto, el día de San Nicolás no es sólo el día del santo de todos los que le llevan el nombre sino también el día con el que sueñan todos los niños, ya que San Nicolás es el que trae juguetes y dulces a todos los que se han portado bien a lo largo del año mientras a quienes han sido malos les trae una varilla. Se trata, por lo tanto, de un equivalente rumano del día de los Reyes Magos que los hispanohablantes celebráis el 6 de enero. Como ya os decía, amigos, hoy día esta costumbre se ha extendido de modo que San Nicolás trae regalos no sólo a los niños sino también a los demás miembros de la familia, amigos y parientes. Es ésta una muestra más del aprecio y del cariño que les tenemos.

 

Pasando ya a los temas de hoy, quisiera agradecer, primero, los mensajes de felicitación que varios amigos oyentes nos mandaron con motivo del día nacional de Rumanía que celebramos el primero de diciembre.

Ellos son: Guillermo Klapka de Caracas-Venezuela,  David Iurescia de Ezpeleta-Buenos Aires-Argentina y Adriel Amaya Armas de Bolondrón-Matanzas-Cuba, que adjuntó este mensaje: Hola Victoria, saludos a Ud y a todos los integrantes de Radio Rumanía Internacional,  felicito al pueblo rumano por el centenario de la Gran Unión.

-Muchas gracias, amigos, por vuestro especial saludo y por haber pensado en nosotros en nuestro aniversario. A mi turno os mando un fuerte abrazo y un cariñoso saludo junto con mis mejores deseos. ¡Hasta siempre!

 

 

 

Cambiando de tema, escribió Adriel, por estos días he escuchado por medios cubanos que se celebra una muestra de cine rumano en La Habana, eso también lo escuché en sus emisiones, en lo particular creo que nunca he visto un filme rumano.

Faltan solo días para el final de año, he estado gratamente acompañado por su emisora, cada día junto a ustedes significó mucho para mí, en el 2019 anhelo que se cumplan los deseos de los integrantes de RRI así como de sus oyentes, paz, salud y amor para todos.

Amiga, he escuchado las condiciones climáticas de esta época en Rumanía, no me imagino afrontando las bajas temperaturas de las que me llegan noticias por RRI, acá en un invierno fuerte de verdad casi nunca baja de 5°C en las zonas mas frías del país, las cuales están incluidas en la llanura

Habana-Matanzas donde vivo, creo que si estuviera por debajo de 0°C me

Congelaría; en lo que nos acercamos al invierno bajan tenuemente las

temperaturas proporcionándonos una sensación climática agradable, ayer 28 recién hizo el primer frío de la temporada con mínimas por debajo de 15°C nada que ver con temperaturas bajo 0°C, aunque creo también que este tema climatológico tiene que ver también con la adaptación y el haber nacido en una zona de clima templado.

-Bueno, Adriel, primero te agradezco todo lo compartido y me alegro que te sigan gustando nuestros programas. En cuanto al clima tienes razón, es muy duro llevar una vida normal con temperaturas tan bajas. Muchas gracias por tus votos y a mi turno te deseo a ti y a todos tus seres queridos que paséis unas felices fiestas y que 2019 os cumpla las expectativas. Un gran abrazo y ¡Hasta la próxima!

 

 

 

Y a propósito de clima, Miguel Ramón Bauset desde Alboraya, Valencia, España, nos envió un nuevo material de su serie de artículos reunidos bajo el título de “ESTAMPAS DE LA VIDA”, esta vez son PENSAMIENTOS JUNTO A LA LLUVIA.

 

¡Ya llueve! Tenían razón esta mañana los cumulo nimbos cuando paseaban a sus anchas en el cielo azul ocultando al sol momentáneamente a través de sus grises, blancos y feos negruzcos. Los de abajo, los de a pie, cuando dirigían su mirada hacia arriba, pensaban que era un día más, de imagen cotidiana, y que conduciría a una tarde benigna en la que no sabes que ropa ponerte.

Sin embargo, no lejos de allí, junto a los campos mágicos del cultivo de turno, otros seres habitantes del planeta, no pensaban lo mismo, intuían que se avecinaba un cambio de tiempo, y se preparaban concienzudamente para ello.

Así las cosas, las hormigas que desfilaban preparando, granito a granito, su casa llenándola de provisiones para el próximo invierno, aumentaban su velocidad para llegar a tiempo y detener sus viajes unas horas. Debajo de las nubes, una serie de aves surcaban una y otra vez con vuelos bajos que demostraban la cercanía de las gotitas con una variada cercanía y constancia. Y así todas las especies que merodeaban por aquellos campos y jardines que formaban parte de la ciudad y alrededores. Era todo un espectáculo de orden y previsiones.

 

En el parque cercano al único super del barrio, los miembros de la tercera edad, con el desayuno digiriéndose, se sentaban junto a los bancos macizos de piedra y comenzaban una tertulia que se iba animando por momentos, una tertulia fuera del turno de palabra, y donde más de uno se exaltaba y hasta  emocionaba si se trataban temas de política o religión. Casi cuatro horas de parlanchineo hasta que el puntual reloj suizo del tío Cosme que le había traído en uno de sus viajes su nieta Hortensia, les indicaba un alto significativo para dirigirse a sus respectivas casas en busca del plato fuerte del día, mientras las nubes se sucedían cada vez con más frecuencia.

En un rincón un tanto apartado un grupo de niños se animaba a jugar al balón y se lo pasaban pipa una y otra vez. ¡Quién sabe si de allí saldría un día no muy lejano, un buen futbolista!

La tía María, la vecina del cuarto de la finca donde hacen los exámenes médicos del permiso de conducir en el primer piso, pasaba deprisa ante la cercana hora de la visita del médico.

Dos mujeres charran y charran en la esquina durante largo tiempo, sin acordarse de sus objetivos y hacia donde se dirigían. Aquello, por lo que se ve, era mucho más importante y lo otro podía esperar.

Varios deportistas recorren y recorren el lugar en busca de una vida más saludable. Tienen un tiempo libre y hay que aprovecharlo.

A la puerta del super un pedigüeño busca unas moneditas de la buena gente para satisfacer sus mínimas necesidades.

Una señora cargada con su carro hasta más arriba de sus teóricos contenidos, ha completado su compra con una bolsa no contaminante dedicada a la fruta y verdura que mucho gustan en casa. Menos mal que, a medio camino, recibirá ayuda familiar, sobre todo para llegar a su casa, una empinada escalera sin ascensor ni reposos para paliar los sobre esfuerzos.

El jardinero está dejando el césped en su punto, con ese aroma que le caracteriza, y un compañero suyo poda un ficus enorme que ha adquirido fuerza gracias a la profundidad de sus raíces que llegaban hasta la profundidad de una acequia cercana.

 

Las nubes ya se han apoderado del cielo, pero no tienen prisa por cruzarlo y esconderse. Parece que quieran quedarse a observar minuciosamente lo que pasa por aquí abajo.

Acaba de pasar el último autobús de la mañana rumbo a la playa, con algunos asientos vacíos. El conductor comentaba que el mar estaba enfurecido, hasta el punto de que las gaviotas habían decidido aplazar su vuelo ante la dificultad de encontrar pececitos bajo su mirada. Al parecer disponían de provisiones que no hacía precisa su intervención sobrevolando el temporal.

 

Un repartidor de paquetes daba con su objetivo, terminando así su misión de urgencia que le habían encomendado.

Un coche repleto de juventud, divino tesoro, deambulaba por esos lares con la música a toda potencia, sinónimo de llevar la discoteca a cuestas. Ningún policía a distancia.

 

Junto al parque, dos bares, el uno cerrado por descanso y el otro repleto de clientes que hacían la mayoría un alto en el camino degustando una consumición y disfrutando de las conversaciones.

Un repartidor de pizzas intentaba llegar antes de que se enfriara la caja, caminando junto a su moto que se había quedado sin combustible.

El tránsito de vecinos por las aceras, se quedaba en ocasiones perturbado por la aparición de patinetes que dominaban a la perfección sus ocupantes

 

Ahora sí que el cielo estaba encapotado y amenazaba lluvia inminente. Los más precavidos acompañaban su caminata junto al paraguas que encontraron un tanto polvoriento junto al depósito de llaves de la entrada de casa.

Doña Úrsula paseaba su pastor alemán quien, pensando en su futura comida, obedecía sus órdenes al momento sin rechistar.

En una azotea un gato pelirrojo, con cara de pocos amigos, saltaba a un tejado próximo en busca de su próxima presa. Así ya tendría su estómago saciado para unas cuantas horas.

Una cotorra desde un balcón saluda y saluda con su lenguaje indescriptible a los cuatro puntos cardinales.

La vecina del primero, abre su reja de protección y sale a su terraza repleta de geranios y plantas, se sienta en su pequeña mesita y saborea un té rojo. El canario desde su habitáculo encerrado le observa, juguetea en su aro, come y refresca su cara con esa agua de manantial que su dueña le ha puesto, y que le renueva con mucha frecuencia. El amigo de la jaula, que tiene la pata anillada, procura disimular su falta de libertad jugando y cantando esas melodías angelicales.

 

Cuando el relámpago y el amigo trueno aparecen en el firmamento, muchos ya se dan cuenta del espectáculo que se avecina… ¡VA A LLOVER!

Aitor que estaba terminando un trabajo para entregar mañana, porque lo deja como muchos todo para el final, decide desconectar de la red sus aparatos electrónicos. El pobre móvil, a media carga, no podrá alcanzar la meta de momento. Marga, su madre, aún recuerda la última tormenta que depositó un rayo en las cercanías y muchos aparatos tuvieron que ir al contenedor de reciclaje al quedar inservibles.

 

Caen las primeras gotas gordas, pocas pero mojan. Un taxista con el GPS estropeado, se apresura a encontrar la demanda de un cliente a través de la centralita. El pobre no tiene más remedio que recurrir a los pocos peatones que aún circulan y, al final, encuentra el objetivo.

Los animales van buscando refugio donde pueden. Algunos saben que no tendrán más remedio que aguantar la lluvia, pero ya están acostumbrados. Cuando todo acabe conocen que en unos momentos volverán a ser como antes: La Madre Naturaleza es muy inteligente y actuará consecuentemente.

 

La lluvia se apodera del paisaje, las plantas se llenan de alegría y la atmósfera renueva su aire purificador. Ya no hace un día de salir por ahí, sino de quedarse en casa, adecuar las actividades al momento, y quién sabe si junto a una buena chimenea de leña, dirigiendo la mirada a ese fuego purificador, que como en el caso del mar, te hace evocar y pensar, disfrutando de momentos inolvidables.

Un fuerte trueno deja al barrio sin luz una media hora. La gente del super se disculpa ante los pocos clientes que quedan por no poder atenderles dado que la falta de fluido impide escanear el producto y cobrarles.

Llueve con ganas, apenas se observa gente por la calle. Además hace un viento molesto. Acaba de doblársele el paraguas a una señora y ahora no podrá seguir desafiando a la lluvia. Menos mal que se ha refugiado en un patio abierto próximo.

Bendita lluvia que hace falta de vez en cuando para satisfacción de todos. Claro que, como mejor se está es en casa. De lo contrario, tomando las medidas necesarias, resulta hasta divertido acompañar a esas gotas que caen como paracaídas desde una buena altura para mejorar nuestra vida en este planeta azul donde vivimos.

MIGUEL RAMÓN BAUSET.   

-Muchas gracias, Miguel, por volver a colaborar con este programa, compartiendo unos pensamientos tan bonitos sobre la lluvia. A propósito, a mí me encanta la lluvia, me relaja y me hace pensar o recordar cosas bellas. Recibe, querido amigo, un fortísimo abrazo junto con mis mejores deseos. ¡Hasta pronto!

   

 

 

Quisiera enviar ahora mis felicitaciones y buenos deseos a Jorge Bustos Alarcón de Tocornal-Talagante/Chile, uno de los más antiguos y constantes amigos oyentes, que cumplió años el ocho de diciembre.

Querido Jorge, espero que hayas pasado un día muy especial en compañía de tus seres queridos. Recibe mis más sinceras felicitaciones, un fuerte abrazo y mis mejores votos. Te invito, además, a escuchar esta canción folklórica que te dedico con todo mi afecto.

 

 

 

Llegados ya al apartado dedicado a los contactos, os recuerdo, queridos amigos, que Luis Camarillo, que reside en El Paso TX, está interesado en cartearse con personas de todo el mundo. Su dirección postal es: 3014 Monroe Ave, El Paso TX 79930, EE.UU.


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Publicat: 2018-12-09 11:33:00
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